Bienvenidos a mi Sitio. cerrar ×
+

Con otros artistas

Reflexiones…

Volviendo la vista atrás, pienso que además de mi propio esfuerzo por estudiar, formarme y superarme cada día, gracias a la ayuda y apoyo de mis padres, he tenido una gran dosis de suerte en mi carrera como músico.

Desde muy chico tuve una visión clara de lo que quería ser y de cómo quería serlo. Reflexionando en cada momento encontré la lucidez, y así mis ideas me iluminaron a la hora de elegir y decidir los caminos por los que anduve. Supe rodearme de la gente indicada para encontrarme en ese destino de la música y no desviar mi rumbo, porque como decía Atahualpa: “… después de los equivócos, vienen los perjudícos.” y “El que mucho deslumbra, poco alumbra”, es decir, siempre hay atajos, pero esos atajos llevan para otro lado, no para donde uno quiere ó debe ir.

Empecé a estudiar desde muy pequeño en el Conservatorio Nacional de Música de Buenos Aires, mi formación es clásica, pero esa no era la música que yo quería tocar. No vengo de familia de músicos, ni tenía relación con gente profesional de la música folklórica, pero la vida los fue poniendo uno a uno, poco a poco cerca mío. Ellos confiaron en mí, y yo les estaré profundamente agradecido siempre.

Mi primer contacto con el mundo profesional de la música nativa argentina fue a través de mi amiga Gladys Garegnani, que me presentó a su sobrina cantora Isabel Basualdo. Ahí empecé a probar que era todo ese mundo desconocido para mí. Isabel fue la primera persona que confió en mí como pianista profesional. Con ella grabé por primera vez con mi Yamaha DX7 II en cinta abierta, era el año ’92 y conocí al gran bombisto Domingo Cura, a Victoria Díaz, y a quien años más tarde sería mi Maestro: Eduardo Spianassi.

Desde el 1985 yo seguía a Mercedes Sosa, iba a todos sus conciertos, y su manager Olga Gatti me comentó en el ’92 que llegaría a vivir a Buenos Aires su sobrino Coqui Sosa, y que necesitaba un pianista. Así fue que junto a Coqui grabé varios discos: Viene clareando (1992), Siglo de esperanza (1993), Clásicos y sueños (1996) y En vivo (2000). Con él recorrí el país haciendo giras desde Tierra del Fuego hasta Jujuy, conociendo mi Argentina.

El año 1995 fue muy importante para mi carrera ya que gané como “Solista instrumental” el Festival de Baradero en la provincia de Buenos Aires, y fui invitado por Néstor Basurto, un músico y cantor que yo admiraba mucho a tocar con él y a grabar en su disco “La vieja ausencia”. Yo ya estaba grabando mi primer disco como solista (Solo luz), y se cruzó en mi camino otro ser importante en mi vida: Juan Llanos. Este musicazo me hizo grabar en una serie de discos llamados “Retratos sonoros”, unas grabaciones originales de entrevistas a Referentes de la Música Argentina, y que los invitados complementábamos con temas de esos autores. Grabé increíblemente en el disco del Cuchi Leguizamón con mi piano solo, también en el de Adolfo Abalos, y el Chivo Valladares junto a los legendarios Huanca Hua.

A partir del año 1996 me centré mucho en mi carrera solista, y profundicé en mi relación con estos Maestros & Referentes que ya tenía muy cerca mío. Fue así que en año 2000 produje el disco “Canto de nadie” y el libro “Última guitarra” para la gran cantora pampeana Suma Paz. Nada fue igual después de ello.

En 1999 ya estaba grabando “Almas en el viento” con una selección profunda de muchos de mis Referentes como invitados: MERCEDES SOSA, Jairo, Suma Paz, Eduardo Lagos, etc…

En 2005, ya viviendo en España grabé como invitado del disco “Parte de mi alma” también de Suma Paz. Y en 2009 en su disco póstumo “Ultima guitarra”.

Desde 2009 trabajo en un disco propio muy complejo llamado “A Viaxe”, también he colaborado en el disco de María Lombas de pronta edición, y he grabado para un disco inédito de Suma Paz que he producido allá por el año 2001 y que nunca ha visto la luz. Se llamará “Campana de palo”, y siempre sigo atento a lo que vendrá.

Juan Carlos, en el verano de Galicia 2014